Alianza Petrolera: Más que un equipo de fútbol, una identidad perdida

"Vamos al fútbol a divertirnos, la barra grita que nuestro equipo ganará", así comenzaba una canción de RCN Deportes que solía escuchar a las 2:00 p.m. cuando, con tan solo 9 años, me dirigía al estadio Daniel Villa Zapata, en el año 1997, desde el barrio Pueblo Nuevo. 

Iba solo, caminando, y entraba gratis al escenario deportivo porque era menor de edad. No había ningún inconveniente más que ver la victoria del equipo de Barrancabermeja.

En ese entonces, la institución se encontraba en la segunda división del fútbol colombiano. Es de anotar que el club fue fundado en 1990. Fue allí donde nació este hermoso sentimiento, ¿saben por qué? Porque eran los colores de mi tierra y, además, formaba parte de mi identidad. 

Pasaron los años y recuerdo la ilusión que me generó, un poco más grande, la final para subir de categoría en el 2002 ante Centauros de Villavicencio. Desafortunadamente perdimos con un polémico arbitraje de Fernando Panesso.

También vivimos esos momentos de ausencia en el marco de la reconstrucción del Daniel Villa Zapata, jugando en Floridablanca, Santander, y en Guarne, Antioquia.

En esa época, gracias a la gestión realizada por  Alonso Lizarazo, la Organización Ardila Lülle compró la institución y fue un pilar fundamental para ascender a la A en el 2012, ya que venían jugadores juveniles con proyección del Atlético Nacional, derrotando al América de Cali en el encuentro definitorio.

Posteriormente, vino la venta de la institución a Carlos Orlando Ferreira y su grupo de amigos. La intención, según me contó alguna vez Alonso Lizarazo, era que el equipo se quedara en la región. Esa también era la intención del doctor Ardila, santandereano de corazón, y el precio en que se compró fue mucho menor a lo que se determinaba en el mercado.

Aquellos jugadores que nunca olvidaré son Otero, Iván Rene Valenciano, Freddy Guiran, ‘El Perro’ Henao, César Arias (mi vecino), Ricardo Jerez, Michael Rangel y Asprilla (quien hizo el primer gol en la A), entre otros.

Hoy quiero representar al hincha y ser su voz. Alguien tiene que decirlo, y me importa si los dirigentes lo entienden o no. Siento dolor, porque solo los fanáticos e hinchas fieles conocen la identidad de la ciudad y la comprenden.

El fútbol nos hace vivir momentos imborrables, de ilusión, soportando calor, frío y viendo la felicidad de nuestro padre, madre, hijos o hermanos. Del ascenso que logramos en el 2012; los jugadores y dirigentes no saben cómo se vivió y se sintió en cada corazón de los hinchas. Recuerden que ese día la ciudad fue una locura.

La pasión del fútbol es única, algo que ni los dirigentes ni los jugadores comprenden, ya que solo les interesa su dinero y bienestar personal. Ese sentimiento, ese sufrimiento, ese amor es algo indescriptible. 

¿O acaso olvidan la muerte de Carlos Viviescas Pedraza, de 24 años, quien fue atacado con un arma cortopunzante minutos antes del partido entre Alianza Petrolera y Millonarios en el 2017? Un dolor que llegó al alma de muchas familias.

Son momentos, y solo los hinchas pueden entender el sacrificio, los viajes y el padecimiento que enfrentamos en este país tan difícil. El Alianza Petrolera era ese refugio. 

Y veo a los jugadores y dirigentes ni siquiera tienen la gentileza de levantar la mano, de dar las gracias, ni siquiera eso. Hoy se van y ya. No pasó nada y eso es lo que más duele.

No piden disculpas, no entienden lo que la gente está pasando, no toman conciencia, ni tienen dignidad. Y si les dices algo, te miran con enojo, con soberbia, incluso te insultan. 

Se llevan el equipo a Valledupar aduciendo la falta de apoyo de entidades públicas. Dan risa. Parece que no vieran cómo está Barrancabermeja y quieren la plata para ellos y no para ayudar a los más necesitados.

Nunca los dirigentes se interesaron en realizar un mercadeo digno, diferente, propositivo; prefirieron ofender a aquellos que solo brindaban amor por la institución. 

Nos dejaron sin equipo, se lo llevaron, y nos dejaron sin identidad, esa que construimos juntos a nivel nacional e internacional. Se llevaron todo, pero todo tiene sus consecuencias. Todo se devuelve, dirigentes.  

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Atlético Bucaramanga: Una victoria histórica tras 22 años en Bogotá

¿El 2024 será el año del 'Leopardo' para entrar en la escena internacional?

La doble moral en el fútbol colombiano