El declive del entusiasmo por la Selección Colombia: ¿Qué ha cambiado?

¿Soy el único que ha notado que ya no se siente el mismo entusiasmo por los partidos de la Selección Colombia? No puedo evitar cuestionarme si esto se debe a las recientes decepciones, como la eliminación del Mundial de Qatar, entre otras cosas, por las oportunidades de gol erradas por jugadores como Duván Zapata o Miguel Borja, que aún están grabadas en la mente de muchos, incluso ese partido contra Ecuador en el que perdimos 6-1 como visitantes y en el que algunos parecían no estar dispuestos a darlo todo en la cancha.



Quizás también sea porque ya no tenemos aquellos jugadores estelares que brillaban en el escenario internacional, como Falcao García, quien fue incluido en el once ideal de la FIFA en 2013, David Ospina, quien tiene el mayor número de actuaciones con la 'Tricolor', o Mario Yepes, el histórico capitán, entre otros.

O tal vez es porque estamos viendo una nueva generación de futbolistas que muchos de nosotros apenas conocemos, entre los que se destacan Sinisterra, Castaño, Cassierra y Ríos.

Además, podría ser que el proceso de clasificación para el Mundial de Estados Unidos, Canadá y México ahora se sienta más sencillo, con siete de los diez equipos clasificando directamente, incluyendo el repechaje. 

Actualmente, Perú, con solo un punto, cuenta con una derrota y un empate en sus primeras presentaciones, está en la 'repesca', lo que disminuye la competitividad característica de las Eliminatorias.

Por otra parte, hace un tiempo, conseguir boletas para un partido como el que se avecina contra Uruguay en el estadio Metropolitano de Barranquilla era una misión imposible. Sin embargo, ahora, a tan solo tres días del partido, todavía hay entradas disponibles. ¿Qué ha causado esta disminución en el fervor?

Es posible que las tensiones y problemas cotidianos del país, como el incremento del precio de la gasolina, la inseguridad y las dificultades con los servicios públicos, así como las controversias políticas que nos rodean, hayan desviado nuestra atención y pasión por la Selección.

O quizás, parte de la culpa recae en la cobertura mediática, que parece haber perdido parte de su brillo. Las previas en los canales de televisión nacional ya no despiertan el mismo entusiasmo de antes y se han vuelto monótonas. Las mismas entrevistas con familiares y las 'pantomimas musicales' o gritos de aficionados detrás de los presentadores. El hecho de que RCN y Caracol transmitan el encuentro a la par refleja un cambio en la dinámica de la competencia.

Tal vez, otra razón para esta disminución en el entusiasmo sea la ausencia de figuras icónicas en el periodismo deportivo como Mejía, Peláez, Muñoz y Poveda, entre otros, quienes ofrecían opiniones certeras, claras, concisas y acordes a la realidad.

Ahora, nos encontramos con una nueva generación de periodistas y exjugadores que, en ocasiones, cometen errores en su vocabulario y se centran más en polémicas y preguntas utópicas que en un análisis deportivo.

Algo ha cambiado, algo que ha apagado esa pasión de escuchar la radio, de involucrarnos en la emoción de ver a la Selección jugar, de ponernos la camiseta, de saber la nómina titular, de sentir que cada jugador es parte de nuestra familia, de debatir con amigos sobre cómo se desarrollará el partido, de experimentar los nervios previos y la euforia durante cada minuto del juego, y de celebrar con pasión. Lamentablemente, esa efusión ya no parece estar tan presente.

Este jueves, Colombia hará su tercera aparición en las eliminatorias rumbo al Mundial de 2026, enfrentándose a Uruguay en Barranquilla (el equipo dirigido por Néstor Lorenzo suma cuatro puntos, producto de la victoria ante Venezuela y el empate ante Chile). No puedo evitar sentir que este encuentro es solo uno más en la lista, y eso me entristece en comparación con las emocionantes épocas anteriores.

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